Con motivo de cumplirse los 30 años del fallecimiento de Don Arturo Jauretche, me invitaron a participar de los festejos homenaje en la Universidad de Quilmes, en el año 2004.
Arturo Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.” A. J. Poesía de A.J.: un gringo por ganar plata, se subió en un globo al cielo y, cuando se le acabó el misto a la mierda, el gringo al suelo!! Arturo Jauretche ante la condición humana, por Marta Matsushita
Arturo Jauretche nació el 13 de noviembre de 1901 en Lincoln, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, pequeña comunidad rural en la que criollos e inmigrantes convivían sin problemas. Hijo de vasco francés y madre española de origen vasco, creció en una familia de clase media y en un ambiente políticamente conservador, marcado por la militancia de su padre en el Partido Conservador. En él Jauretche hizo sus primeras armas, pero su participación en el movimiento estudiantil lo puso en contacto con Irigoyen en una reunión con los estudiantes reformistas. Ese encuentro, un 12 de septiembre de 1919, lo marcó definitivamente en sus actitudes políticas.
En 1920 se trasladó a Buenos Aires y continuó sus estudios, en medio de la pobreza y el cambio de posiciones ideológicas, hasta conseguir el título de abogado. En la década del ‘30 se define su activismo político, participando en luchas y conspiraciones a favor del radicalismo, como en Paso de los Libres (1933).
Aspirando a ser una revolución extendida a todo el país, con compromiso de civiles y militares y bajo el lema “por la soberanía popular que es la libertad de la patria”, la patriada terminó en un fracaso, que llevó a Jauretche a la prisión y le inspiró un poema que narra la experiencia revolucionaria. Esa militancia cobró forma y fuerza por su participación en FORJA -Fuerza Orientación Radical de la Joven Argentina- (19 de junio de 1935), surgida como una fuerza política de sustitución ante la evidencia de que el radicalismo había dejado de ser una fuerza de cambio nacional a la muerte de Irigoyen. Con el advenimiento del peronismo, FORJA fue disuelta el 24 de febrero de 1946, por considerar que Perón había inaugurado una política nacional y de recuperación de la soberanía contra el capitalismo extranjero, que eran las banderas de la organización.
Jauretche valoró la experiencia peronista positivamente, a pesar de ciertas disidencias con Perón. Durante el gobierno peronista fue Director del Banco de la Provincia de Buenos Aires (1946-1950), desde donde promovió una política de apoyo a la empresa nacional. Renunció en 1950 por disidencias con el nuevo equipo económico de Perón y se retiró a la vida privada.
Tuvo intensa participación en la lucha de la resistencia peronista después del golpe militar que derrocó a Perón en 1955, con el propósito de que la derrota política de las masas no se convirtiera en una derrota ideológica. Fue en esa etapa que aparecieron sus libros, como expresión más acabada de un pensamiento que se había perfilado en la década del ‘30 en artículos aparecidos en revistas, semanarios y periódicos, la mayoría de escasa tirada y corta vida.
Fueron 12 obras que se sucedieron desde 1955, año en que apareció El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje, hasta 1972, cuando publicó De memoria. Pantalones cortos. Los profetas del odio (1957), Ejército y Política. La patria grande y la patria chica (1958), Política Nacional y revisionismo histórico (1959), Prosas de hacha y tiza (1960), FORJA y la Década Infame (1962), Filo, contrafilo y punta (1964), El medio pelo de la sociedad argentina (1966), Los profetas del odio y la yapa (1967) y su Manual de zonceras argentinas (1972), pueden ser considerados como un único libro, pues el mensaje se repitió en ellos en forma reiterada.
En 1961 se presentó como candidato, pero Perón le negó su apoyo desde el exilio y el resultado fue una abrumadora derrota electoral. Continuó su lucha con la pluma y manteniendo su fe en que las bases del país estaban intactas, pese a los vaivenes políticos que se sucedieron. Jauretche se vio en la necesidad de reubicar su lucha en nuevas realidades, en particular la radicalización política de los 70 y la violencia que dominaba al país.
Saludó el regreso de Perón en 1972 viéndolo como el retorno no de un hombre sino de una continuidad histórica interrumpida, no sin sentirse intranquilo por la tendencia de Perón y su entorno de no tener cuenta a los intelectuales, especialmente a los viejos luchadores como él. Pese a su permanente confianza en el papel de la juventud, sus últimos años fueron de disidencias con los sectores juveniles del peronismo, que habían adoptado la lucha armada. Desanimado por el giro a la derecha del peronismo, dio sus últimas charlas en la Universidad del Sur, intentando aferrarse a una esperanza que él sabía que iba diluyéndose en la realidad, y como cabía a un gran luchador por la cuestión nacional. Murió en el día de la Patria…. un 25 de mayo de 1974.