Inicio e Historia de la Esclavitud Negra

1. Introducción

El descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón en 1492 y la posterior conquista de este continente a manos de españoles y portugueses
repercutieron a partir del Siglo XVI en otra región del planeta, un tanto alejada de los acontecimientos de conquista (África).

Aunque separados ambos continentes por el Océano Atlántico, con desarrollos históricos, sociales y económicos completamente diferentes, a partir del Siglo XVI se produce un acercamiento entre América y África. La causa de esta aproximación radica en que la conquista de América, con todas las riquezas naturales y perspectivas de desarrollo que ofreció a sus conquistadores, requería de la complementación indispensable de mano de obra para la apropiación de tales riquezas y la obtención de ventajas en la explotación económica de tan vastas zonas.

Es justamente África la que tendrá el “monopolio” en el abastecimiento de la fuerza de trabajo necesaria, en calidad de esclavos. Comenzará un flujo
incesante que durará cuatrocientos años, en el cual millones de africanos atravesarán compulsivamente en barcos negreros el Océano Atlántico para
posteriormente ser vendidos a los colonizadores de América.

En este trabajo se pretende describir los momentos que antecedieron al tráfico mismo, dando a conocer la expansión y la penetración europea en África a partir del Siglo XV, en la cual Portugal hace de vanguardia. Luego se hace una reseña del tráfico de esclavos, primero desde la costa occidental de África y posteriormente desde la oriental.

Más adelante, se menciona el denominado comercio triangular entre Europa, África y América, para finalmente pasar a apreciar algunos de los efectos
demográficos, políticos y económicos que el tráfico de esclavos produjo al continente africano.

2. Penetración europea en África

El Siglo XV fue un siglo marcado por grandes avances técnicos y científicos, especialmente en materias relacionadas con la navegación y la construcción
naval. Este desarrollo animó a las potencias europeas de la época a intentar algunos cambios en el comercio internacional.

Hasta ese siglo, el comercio internacional, restringido casi sólo al Mar Mediterráneo y Océano Índico, se encontraba en manos de mercaderes árabes,
tanto en el Norte y Oriente de África como en el mismo Océano Indico. Portugal fue el primer Estado europeo en intentar un cambio de sentido,
tratando de abrir una vía marítima con la India a fin de importar directamente las especias y otros productos suntuarios desde el Oriente, boicoteando a los intermediarios árabes que traían estos productos a Europa a través del Mar Rojo y Mar Mediterráneo.

En el Siglo XV, los portugueses comienzan a buscar un camino a lo largo de la costa occidental africana. Es así como en el año 1481 construyen el primer
fuerte en Costa de Oro (Forte da Mina), intentando desde allí alcanzar las vetas de oro de esta parte de África. Es desde este fuerte, construído con
autorización de los jefes africanos de la región, de donde envían misiones diplomáticas al interior.

Con el tiempo, el comercio se diversificó, dejando de ser el oro la única mercancía que África ofrecía. Comienza la extracción de marfil, de pieles,
maderas y, finalmente, como se verá, de esclavos.

En la costa oriental de África, Portugal requiere de apoyo estratégico para sus embarcaciones que se dirigen a la India. Para conseguirlo, necesita destruir las fortificaciones árabes en la costa. Así, Vasco da Gama, el primer navegante europeo en llegar a la zona, ya en 1502 bombardea la ciudad costera de Kilwa y posteriormente también son atacados los puertos de Sofala y Mombaza. Las ciudades costeras no pueden hacer frente a los ataques portugueses y sucumben.

En 1507, la Isla de Mozambique se convierte en el cuartel general portugués de la costa oriental africana, a partir del cual se recogen los tributos de los
jefes locales, se imponen aranceles de importación y exportación y se suprimen todas las intentonas de revuelta contra el poder del conquistador. Ya a finales del Siglo XVI, para fortalecer su posición, los portugueses construyen en 1592 el Fuerte Jesús, en Mombaza, capaz de hacer frente a ataques desde tierra y mar. Este fuerte se convierte en el centro costero más poderoso de la región.

En Africa Austral, los portugueses intentan abrir rutas para las áreas de extracción de oro a partir de los establecimientos en Sofala e Isla de
Mozambique, usando el río Zambeze como vía de comunicacióncon el interior. Fundan y fortifican ciudades fluviales (Sena y Tete) y destruyen los antiguos puestos comerciales swahilies.

Por su parte, en 1561 los jesuitas consiguen penetrar en la corte real de Mutapa () y bautizar al rey, parientes y consejeros. En 1569 el rey portugués
Don Sebastián envía mil hombres para obtener el control de las minas de oro, expulsar a los mercaderes swahilies y abrir camino a los misionarios. Toda esta presión origina divisiones en la corte, las cuales conducen a la declinación definitiva de Mutapa. Además, a finales del Siglo XVI los barcos
franceses, ingleses y holandeses comienzan a rondar el Cabo de Buena Esperanza, con lo que se inicia la generalización de la ocupación europea. Bajo la influencia de la Corte de Lisboa, el tráfico de esclavos se transforma en una de las principales motivaciones de esta penetración.

3. Inicios del tráfico de esclavos

Entre el Siglo VII y el Siglo XVI, en África se produce un gran desarrollo económico, político y cultural, coronado con la creación de varios estados y
reinos como el del Gran Zimbabwe(), de Mutapa, el Imperio del Congo, de Ghana, de Mali y de Songhay.

África nunca estuvo aislada de los continentes vecinos. Varias regiones fueron directamente influenciadas por el islamismo. Estos contactos con el exterior, especialmente con el mundo árabe a través del comercio, dieron a África una contribución valiosa y una experiencia importante. Sin embargo, a partir del Siglo XVI el rumbo de la historia africana tiene un vuelco total, cuando Europa entra en un período de expansión económica y geográfica, pasando a interferir negativamente en el desarrollo de las sociedades africanas.

Entre los siglos XVI y XIX, millones de africanos son arrancados violentamente de sus tierras y aldeas con destino a América y las islas del Océano Indico (), donde son obligados a trabajar en grandes plantaciones de azúcar, tabaco, algodón, cacao y en las minas de oro y plata. Estos productos son
aprovechados posteriormente como materia prima para las industrias en evolución en Europa.

Debido al hecho que en América los colonizadores no consiguieron utilizar a los indígenas como fuerza de trabajo en volumen y condiciones deseadas,
recurren a los esclavos importados desde África. Alrededor del año 1550, comienza este tráfico de esclavos del continente africano a América y a partir
de 1720 a las islas despobladas del Océano Índico.

Con el tráfico de esclavos, el hombre pasa a ser un objeto de cambio, una mercancía y una máquina de trabajo, en lugar del buey o del arado.

Eran varios los métodos utilizados para la obtención de esclavos. Las guerras entre los reinos por el control del comercio y la extensión de sus territorios constituían las principales formas de apropiación de esclavos, los que posteriormente eran vendidos en la costa a los traficantes. Incluso, a veces el tráfico se realizaba entre grupos de una misma jefatura, cuando la demanda era abundante. En ocasiones, los esclavos eran obtenidos a través de la imposición de tributos a los jefes sometidos. También los traficantes hacían por su cuenta guerras y “razzias” para conseguir esclavos.

4. El tráfico en África Occidental

En esta parte, el trabajo se centrará en el tráfico de esclavos desde el territorio que corresponde aproximadamente a lo que hoy es Angola. Como ya se dijo, en la costa occidental de África el tráfico de esclavos comenzó en el siglo XV. En 1441, por primera vez, los portugueses capturan esclavos africanos.

Antes de la llegada de los europeos a la costa occidental africana muchos reinos e imperios de esta región habían logrado gran prosperidad económica y
eran cultural y políticamente fuertes.

En 1482, los portugueses llegan por primera vez al Congo. Desembarcan en la desembocadura del río Congo y contactan con los habitantes de la jefatura Soyo y con el propio Mani-Soyo. Comienzan a establecerse relaciones entre el Imperio del Congo y el Reino de Portugal. En 1512 firman un acuerdo con el rey de Portugal.

En este acuerdo, Portugal se compromete a enviar al Congo misionarios, profesores, constructores, médicos, farmacéuticos y también consejeros
jurídicos que ayudarían a Mbemba a reorganizar el sistema administrativo y jurídico.

Por su parte, Mbemba retribuiría otorgando facilidades comerciales a los comerciantes, permitiendo la propagación del cristianismo en su territorio,
facilitando la obtención de oro, cobre, marfil y esclavos. El Congo enviaría a Lisboa y Roma varios jóvenes para que aprendiesen a leer y escribir y fuesen formados como sacerdotes.

El oro, el cobre, el marfil y los esclavos servirían como moneda de cambio para pagar los gastos de viaje, estudio y formación; igualmente como retribución por todos los productos valiosos, ornamentos, armas, vestuario y otros que serían enviados a Mbemba. Con este acuerdo, Mbemba pretendía obtener ayuda técnica y económica para desarrollar su Imperio.

Para los portugueses, este acuerdo significaba penetrar y obtener las riquezas tan deseadas en Portugal y Europa. Bajo el pretexto de expandir el
cristianismo entre los pueblos paganos, la religión se convierte inicialmente en la principal forma de penetración y facilita la dominación posterior y el pillaje del Congo. Mbemba fue el primero en convertirse al cristianismo y es bautizado con el nombre de Alfonso I.

Sin embargo, el futuro traería grandes sorpresas para Manicongo Alfonso I. Nunca recibió los barcos que solicitaba. Algunos de los jóvenes congoleses
enviados a estudiar a Europa fueron reducidos a esclavos. El Congo poco y nada recibió de Portugal, salvo misionarios y comerciantes.

Con el correr de los años, el comercio fue ganando una dinámica sin precedentes en esta región. Se abrían nuevas rutas de acceso al interior, la
competencia por el tráfico de esclavos se generalizaba, muchas de las jefaturas y reinos dependientes comenzaron a hacer directamente el comercio con los traficantes de São Tomé. Manicongo ya no conseguía controlar el tráfico en el Imperio. Algunos reinos tributarios entran en luchas por su autonomía. Alrededor del año 1586 se produce un conflicto de autoridad entre Ngola, del reino de Ndongo y Manicongo, que acaba por fijar la frontera entre los dos reinos en el río Dande.

Por su parte, los portugueses construyen grandes fortalezas, instalan colonos y desarrollan actividades militares en la parte del reino del Congo. A partir de la Isla de Luanda esperaban conseguir esclavos, oro, plata y otros metales en mayor cantidad.

En 1575 comienzan a implementar el plan de ocupación. Se funda la ciudad de Luanda y construye un fuerte. A partir de Luanda penetran con apoyo
militar a fin de obtener más esclavos. La conquista de Luanda y la desintegración del Imperio del Congo significan el fin de Manicongo, y comienza la competencia comercial, se propaga la lucha contra los reinos vasallos y se pone de manifiesto la interferencia en su política interna y externa.

La posición geográfica de Ndongo (Angola) facilita el tráfico de esclavos a lo largo de la costa y desde el interior. Loango y Mpinda fueron inicialmente los principales puertos de exportación de esclavos en el reino del Congo, ubicados en el actual territorio de Angola.

Las rutas terrestres más utilizadas eran: Mpinda a Mbanza Congo (Sao Salvador) y de allí a Mpunbu; de Ambrizete a Mbanza Congo, pasando por
Bembe; de Mbanza Congo a Soyo. La ruta marítima era de Loango a Luanda.

El tráfico de esclavos en la costa occidental africana paso a ser monopolio de los portugueses, que no permitían socios en este negocio altamente lucrativo. Sin embargo, este monopolio no se prolongó por mucho tiempo. Las noticias de las riquezas provenientes del Golfo de Guinea alimentaban la codicia del resto de Europa, comenzando por los españoles. En 1475, los españoles enviaban una flota de 30 barcos a Guinea, contra la cual Portugal preparó otra para combatirla. Las tentativas de incursión por parte de los españoles en el tráfico establecido continuarían.

A su vez, los ingleses también interfieren el tráfico de esclavos en esta región. Inicialmente practicaban la piratería en las posesiones portuguesas del Golfo de Guinea, Costa de Mina y Costa de Malagueta. Se realizan extensas negociaciones que toman siempre en cuenta los intereses comerciales de los
ingleses en Portugal y el mantenimiento del monopolio portugués en la costa occidental de África. Estas negociaciones culminan con la Convención del 29 de octubre de 1576, que reconoce la libertad de los mercaderes ingleses en Portugal, pero reserva a los portugueses el negocio de África por tres años.

Mientras tanto, otros países europeos entran en el tráfico de esclavos. Así, en el Siglo XVII junto a Portugal y España compiten Inglaterra, Francia y
Holanda, lo que desencadena una verdadera disputa a los intereses del monopolio portugués.

Debido a esto, por Ley del 19 de marzo de 1605, Portugal cerró los puertos de sus colonias a la navegación extranjera. Sin embargo, esta medida fue
ineficaz, aún más cuando su superioridad marítima había desaparecido. En esta guerra comercial, el 2 de octubre de 1608, España prohibía el
comercio con sus colonias a cualquier extranjero, incluyendo a los lusitanos.

Los holandeses, a partir de 1612, desencadenan ataques de ocupación a las posesiones portuguesas. Los centros comerciales lusitanos que se
encontraban a lo largo de la costa son atacados desde el mar. En agosto de 1641, después de varios anos de batallas, es ocupada la costa de Angola y de
Benguela. Los holandeses pusieron fin al monopolio en los territorios y mares de dominio portugués. Como consecuencia de la ocupación de Angola, los
portugueses no tienen otro camino que recurrir a Mozambique como fuente de aprovisionamiento de esclavos para su colonia en el Brasil.

5. El tráfico en África Oriental

Es así como el tráfico de esclavos llega a la costa oriental africana más tarde que a la costa occidental. Fue a partir de 1645 que los traficantes y
comerciantes portugueses comienzan a frecuentar los puertos de la costa oriental africana con más asiduidad, especialmente Mozambique.

Este tráfico se intensifica a partir de la segunda mitad del Siglo XVIII, cuando la demanda de esclavos en esta región supera la extracción de oro y marfil. A partir de los primeros años del Siglo XIX, las relaciones comerciales con el exterior pasan a depender casi exclusivamente de la exportación de esclavos. De todos los puertos de Mozambique se exportan esclavos para las islas francesas del Índico, América, Arabia, Golfo Pérsico, India y Goa (posesión portuguesa en la India).

Ya antes del Siglo XVIII habían salido esclavos de Mozambique según fuentes árabes y portuguesas, pero en ningún caso el número fue tan elevado y
alarmante como desde el Siglo XVIII en adelante.

Si las condiciones físicas de los puertos favorecían las actividades de los negreros, la complicidad de los gobernantes, desde los gobernadores generales
hasta los gobernadores de capitanías, agravó la situación. Ellos fueron los principales traficantes y exportadores de esclavos hasta los años sesenta del Siglo XIX. Vendían esclavos a los franceses, quienes los llevaban a sus plantaciones de azúcar y café a las islas del Indico.

Dadas las necesidades de mano de obra en las plantaciones de América del Sur, especialmente del Brasil, mercaderes brasileños, norteamericanos y
centroamericanos comenzaron a llegar y a principios del Siglo XIX el tráfico hacia América superaba al de las islas del Indico.

En este tráfico se destacan también los yao y los maravíes del Lago de Niassa, que venían hasta la costa con caravanas de esclavos para ser vendidas a los traficantes árabes. Los yaos llevaban también esclavos para los “prazos” del valle del Zambeze.

A partir de 1830, los árabes fueron los principales traficantes de esclavos. Muchas embarcaciones árabes, pangaios, desde diferentes puertos del norte
de Mozambique acarreaban gran número de esclavos para las islas Comores y Madagascar. A mediados del Siglo XIX, estos traficantes cambian tejidos por esclavos. La isla de Ibo paso a ser frecuentada por los árabes de Zanzibar, Kilwa, Mombaza y sobre todo por los de las islas Comores.

A partir de 1854, el tráfico de esclavos para las islas francesas paso a llamarse “exportación de trabajadores libres”. Esto se debió a la prohibición del tráfico y al control de los ingleses en el Indico. En la práctica, este tipo de comercio terminó sólo en 1902.

Como medida de la magnitud del tráfico, sirve el siguiente cuadro que indica el número de esclavos embarcados sólo desde Mozambique a las islas del Indico entre 1720 y 1902:

Período – Número de esclavos
1720-1799 = 125.306
1800-1854 = 255.000
1855-1902 = 115.133
Total = 495.439

Otro ejemplo es el caso de la ciudad de Zanzíbar, una de las que más evidenció el tráfico de esclavos. A partir de 1800 ya exportaban entre 6 y 10 mil esclavos por año. A partir de 1839 se convirtió en un verdadero centro del tráfico de esclavos en la costa oriental de Africa. Se calcula que eran vendidos entre 40 y 45 mil esclavos por año.

6. El comercio triangular

Inicialmente, desde que en 1441 los portugueses capturaron por primera vez esclavos africanos, estos eran exportados para Portugal, España e Italia y
otras partes de Europa, aunque en pequeñas cantidades.

Después de la conquista de América, el tráfico de esclavos no sólo aumentó extraordinariamente, sino que se transformó en una institución que por cerca de cuatro siglos iría a relacionar en forma dramática a tres continentes: ÁfricaAmérica-Europa. Esta relación es conocida como comercio o tráfico triangular.

A inicios del Siglo XVI varios territorios en América fueron colonizados por portugueses y españoles. Los aborígenes fueron masacrados o reducidos a la
esclavitud durante la conquista.

Como ya se señaló, en estas tierras conquistadas los europeos introdujeron el cultivo de la caña de azúcar, tabaco, algodón y café y la extracción de oro y plata, productos todos muy apetecidos en Europa.

Estas labores exigían de mucha mano de obra. Los aborígenes diezmados por las guerras, las epidemias, el trabajo forzado y el alcohol no podían satisfacer las necesidades de mano de obra. Los traficantes ávidos de lucro y con experiencia en el tráfico de esclavos ponen sus ojos en África, como región con fuerte mano de obra barata.

Por otro lado, a inicios del Siglo XVI, Europa ya es el centro del comercio que liga todos los continentes. Los navíos negreros que transportan esclavos
parten para Árica desde los puertos europeos cargados de artículos de reducido valor: barras de hierro, tejidos, uniformes, bebidas alcohólicas,
espejos, collares, armas, etc.

En África, estos artículos son trocados por oro, pieles, goma, marfil y sobre todo por esclavos, para después ser llevados a América y ser entregados a los colonos que explotaban las plantaciones y minas.

También en el continente americano funciona el trueque y los esclavos son cambiados por azúcar, algodón, tabaco, café, madera, oro, plata y otros
metales preciosos, que los comerciantes negreros venden posteriormente en los mercados de Europa. Se podría comparar este comercio con el que
actualmente se conoce con el nombre de “barter”, en el cual no hay dinero en circulación, sino sólo bienes y productos.

En un comienzo, el comercio es monopolio absoluto de españoles y portugueses, pero a partir de finales del Siglo XVI las compañías holandesas,
francesas e inglesas entran en este circuito mercantil, luchando por controlar estas regiones. Surge así una competencia encarnizada entre los países
europeos que se mantiene durante todo el período del tráfico de esclavos.

Los holandeses traficaban y exportaban los esclavos que vendían en el Brasil y en América Central. En el Siglo XVIII, los ingleses transportaban para sus colonias en América del Norte, para México, Cuba, Jamaica y el Perú.

A partir del Siglo XVII y especialmente en el siglo XVIII los negreros franceses desembarcan esclavos en la isla de Santo Domingo (Haití), en las Antillas Francesas y en Lousiana en América del Norte. En el transcurso de los siglos XV y XVI el tráfico negrero fue obra especialmente de navegantes particulares, comerciantes y piratas. A partir del Siglo XVII pasa a ser ejercido por grandes compañías. Ellas se encargan del comercio en el Atlántico y de la explotación de las colonias. Organizan también la instalación de factorías, la construcción de fuertes y bodegas para almacenar esclavos.

En el caso de Portugal, el tráfico de esclavos fue realizado prácticamente sólo por negreros particulares, que llevaban del Brasil a África tabaco de mala
calidad y ron y regresaban con esclavos a cambio. Esto se desarrollo especialmente a partir del Siglo XVII, cuando las relaciones entre las posesiones de África y el Brasil comenzaron a ser directas. En el comercio del Atlántico, Portugal se ve superado por los grandes países expansionistas de la
época: Holanda, Francia e Inglaterra.

7. Consecuencias del tráfico para África

– Efectos demográficos

El tráfico de esclavos provocó estragos en África, los cuales aún hoy en día se hacen sentir. Durante cuatro siglos este continente fue escenario de guerras y “razzias” por la captura de esclavos. Millones de africanos fueron exportados para tierras lejanas, otros tantos millones murieron en largas marchas hasta la costa y en los almacenes a la espera de ser embarcados.

Este éxodo forzado de millones de personas provoco la disminución del crecimiento vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres
en edad de procreación eran vendidos.

Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX África perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones
africanas quedaron casi totalmente despobladas. El investigador André Gunder Frank en su libro La Acumulación Mundial 1492-1789 señala la cifra
de 14.000.000 esclavos traídos a América entre los siglos XVI y XIX, a lo que el investigador Enrique Peregalli añade un 25% por muertes en el trayecto y un 25% más por muertes en Africa con motivo de las guerras de captura, lo que da un total de 20.000.000 africanos perdidos para el continente en ese período.

Igualmente, se calcula que en ese período sólo desde la costa de Angola a los puertos de São Tomé y América fueron transportados tres millones de
esclavos. Así se explica que las zonas más pobladas en el Siglo XV como el Congo, Ndongo y Quissana, en el Siglo XVII estuviesen ya despobladas.
Además, muchas poblaciones, ante el peligro de la esclavitud, abandonaron sus zonas originales, refugiándose en las regiones interiores, ayudando a la
despoblación.

El comercio de esclavos era el más lucrativo y los europeos se encargaron de persuadir a los jefes locales y a los mercaderes africanos para participar en él. De este modo se produjo una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defender su independencia. Para ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. En este contexto, la fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el fin de someterlos y venderlos como esclavos.

De este modo, se deterioraron las relaciones entre los diversos estados y pueblos. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en
guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en África Occidental, tal como el Imperio Mutapa en África Oriental, se
desmoronaron.

En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecían con la venta de sus propios hermanos, haciendo la guerra a los pueblos vecinos.

– Efectos económicos

Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de los bienes producidos. Ya sea a través de tributos o de pillaje,
los traficantes saqueaban el producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas.

Las actividades económicas como la agricultura, minería, artesanía, alfarería y el comercio local fueron abandonados y se orientaron a una actividad
económicamente más productiva: la esclavitud.

El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir un retroceso económico. La agricultura, los tejidos, la fundición y la forja de metales se fueron reduciendo. En contrapartida, se desarrolló la exportación de seres humanos.

En lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el mercado eran los propios productores. Las pequeñas industrias locales no pudieron sobrevivir. Por lo tanto, el tráfico de esclavos retardo el desarrollo y creó condiciones para el actual estado de subdesarrollo.